La ciencia, aunque algunos, por interés propio, se esfuerzan en negarlo, se basa en la falsabilidad: Cualquier afirmación científica, si lo es, debe poder ser rechazada en algún momento, mediante las pruebas adecuadas. Es por esto por lo que el Big-Bang no es una afirmación científica: No podemos realizar pruebas, ni siquiera en principio, para rechazar esa hipótesis, no es posible volver atrás en el tiempo para aceptar o rechazar esa afirmación.
¿Es científica la afirmación de que estamos cambiando el clima? Al menos en principio lo es, otra cosa es que queramos hacer la prueba. Esta prueba es evidente e inmediata: Si dejamos de quemar combustibles fósiles, la teoría del cambio climático nos dice que la temperatura media global del planeta debe estabilizarse y empezar a disminuir al cabo de unas décadas. Por lo tanto, la teoría es falsable y es una teoría científica correcta.
En sus interacciones con el resto de seres humanos y con el mundo en el que vivimos, las personas emplean, en un pequeño porcentaje, esquemas racionales para generar en sus mentes mapas mentales de esa realidad externa, pero en un porcentaje mucho mayor emplean mapas mentales adquiridos por esos contactos con el resto de las personas, sean esos mapas mentales falsables o no.
Por ejemplo, una secta religiosa americana afirma que su fundador recibió la visita de un ángel que le transmitió instrucciones de comportamiento. Es imposible falsar esa afirmación: No podemos volver a la ocasión concreta de la revelación ni, en el caso de que pudiésemos hacerlo, podríamos visualizar la visita mental de un ángel al cerebro de una persona. Incluso si esa visita se produjese hoy a un sujeto dentro de una máquina de electroencefalogramas, las variaciones de las corrientes eléctricas del cerebro detectadas por lo electrodos del aparato podrían sencillamente deberse a alucinaciones de tipo habitual.
¿De donde viene la credulidad?
En principio, los niños son enormemente crédulos … hasta que llega un día en que empiezan a ver la realidad. Yo recuerdo haber ido a mi última función de circo, solo, una vez en Murcia, no recuerdo a qué años, y salir de la misma absolutamente decepcionado, al haber visto todos los trucos.
En las bandas primitivas, de las que quedan muy pocos ejemplares, el jefe de la banda ha conseguido esa posición porque se ha equivocado pocas veces al señalar el lugar de reposo, al indicar la caza de una pieza y no de otra, al localizar lugares con agua, al resolver disputas entre los miembros de la banda. Si esta persona atribuye esas decisiones a algo externo al mundo, algo irresponsable, consigue dos objetivos: Elimina la condena si se equivoca, ya que “seguía órdenes”, y elimina la competición con otros de la banda, que no comunican con el exterior.
No sabemos (o quizás sí, pues aún hoy aparecen constantemente profetas que desaparecen al poco) cuántos profetas hubo en los primeros tiempos de historia y de la prehistoria. Solo conocemos los que tuvieron éxito, y ese éxito se medía siempre por la capacidad de organizar a las bandas en tribus y a estas en federaciones.
Normalmente los profetas ofrecen a los que les siguen un paraíso prometido desde el exterior del Cosmos, o apocalipsis diversos. Lo estamos viendo estos días en diversos lugares de Europa, y en los EEUU. Paraísos y apocalipsis suelen fallar. Ahora bien, una vez organizado un sistema identitario, incluido en él de forma más o menos completa un sistema de seguridad social, el esquema tribal de xenofobia mantiene, primero el grupo, luego, las ideas del grupo. Se pasa de un grupo construido alrededor de una o varias ideas, a unas ideas mantenidas por la cohesión del grupo, ya que los que lo abandonan son tachados de traidores e insolidarios. Tenemos un ejemplo hoy en una región de España.
El cambio climático producido por el ser humano al quemar masivamente combustibles fósiles es una realidad. Su rechazo por parte de muchas personas, sobre todo personas en situación de poder político y económico, es también una realidad. Ese rechazo deriva del apoyo a creencias sin fundamento pero que conforman las ideas de una cierta tribu, ideas que se refuerzan con cada nueva prueba científica del fenómeno.
Si en un club de empresarios uno es parte del mismo siempre que acepte las ideas de hacer beneficios hoy y que el que venga detrás que arree, el cambio climático, que es un fenómeno que se extiende en el tiempo a lo largo de décadas, y cuyo freno exige desarrollos también de décadas, se visualiza como el ataque de unos locos. Y puesto que personas con esos esquemas mentales solo piensan en beneficios inmediatos, no pueden atribuir a los “locos” otros motivos que ser unos pagados por …. ¿Quién podría pagar a esos “locos”?
La credulidad en el código de la tribu sin someterlo a la crítica mantiene la cohesión de aquella, pero produce su destrucción cuando la realidad cambia la efectividad de ese código, adaptado a unas condiciones de contorno distintas de las actuales.
Es preciso tener las mentes abiertas y sobre todo rechazar los códigos estáticos. Estos son un manual de instrucciones para la supervivencia, pero como cualquier manual de instrucciones, dejan de ser útiles cuando lo que hay que resolver son problemas distintos de aquellos para los cuales se establecieron los manuales.