Las ecuaciones de la física y la realidad de la Naturaleza.

Es una doctrina de la Física que los movimientos de los cuerpos (y de ellos sale todo lo demás) se describen mediante ecuaciones diferenciales. Son estas ecuaciones matemáticas en las que intervienen los cambios de los valores de una magnitud (si cambia, varía y por ello se la denomina “variable”) con respecto a los cambios de los valores de otra.

 

La Física fue desde el primer momento, relativista: Todo lo que describe es unas cosas respecto, relativamente a otras.

 

Como solo tenemos, para la descripción de la Naturaleza, ecuaciones diferenciales, para saber cómo cambia aquella necesitamos resolver o solucionar esas ecuaciones. Para ello precisamos condiciones iniciales de los sistemas naturales, y condiciones de contorno para saber por donde se mueven.

 

Pero estas condiciones iniciales y de contorno no forman parte de las ecuaciones diferenciales, de las “Leyes de la Física”. La ignorancia de esta realidad, la matematización a ultranza de la Física, lleva a afirmaciones absurdas por parte de algunos (o la mayoría) de los divulgadores de la disciplina. Una de estas, repetida muchas veces, es que el viaje hacia atrás en el tiempo es posible, porque las ecuaciones de movimiento son simétricas en la “variable” tiempo.

 

Evidentemente, las ecuaciones lo son, pero no lo son las condiciones iniciales. Para imponer a un sistema físico unas condiciones iniciales que produzcan la inversión del movimiento en el tiempo, necesitamos interaccionar con el sistema con otro que ya no es simple ni lineal, de manera que no es posible garantizar que esa nueva condición inicial vaya a reproducir la condición final.

 

Así ocurre cuando hay tres soles, tres cuerpos de masas ligeramente distintas en atracción gravitatoria mutua. Estos tres cuerpos realizan movimientos caóticos, y los vuelven a realizar si se invierte el sentido de la variación del tiempo, de manera que no vuelven, en periodos de la edad del Universo, a sus posiciones originales.

 

Los movimientos de sistemas, de cuerpos, de masas pequeñas son, generalmente, aleatorios, ya que están sometidos a fuerzas de otros muchos cuerpos. Por ejemplo, los electrones están, incluso en el espacio intergaláctico, sometidos a múltiples interacciones extremadamente irregulares, de otros cuerpos eléctricos lejanos, o cercanos. Incluso dentro de una “Jaula de Faraday”, es decir, dentro de una esfera conductora, los electrones están aislados de los campos eléctricos y magnéticos exteriores a esa esfera, pero sometidos a las interacciones con los electrones del cobre de la esfera en sí misma, que se mueve de manera impredecible.

 

Pero la Naturaleza no es totalmente aleatoria. Aunque los electrones se mueven aleatoriamente, lo hacen dentro de regiones del espacio concretas y finitas. Lo que introduce un esquema de orden en su movimiento son las partículas de gran masa, los protones, cuyos movimientos, debido a esa masa elevada, son muy lentos.

 

La Naturaleza es entonces el juego constante entre los movimientos caóticos, e incluso aleatorios, de unas partículas, y los movimientos cuasi deterministas de otras.

Un estudio ¡apasionante!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *