Hoy se ha aprobado en el Consejo de Ministros un anteproyecto de Ley contra el Cambio Climático. Bienvenido sea, aunque llega unos años tarde. En la primera legislatura del Sr. Rodriguez Zapatero se estuvo a punto de aprobar una ley sobre esto, y en su segunda legislatura se olvidó completamente.
El que exista un anteproyecto de ley es bueno, pero es ya inútil. Las grandes petroleras, impulsadas por una demanda creciente de miles de millones de personas en el mundo, han decidido incrementar su producción y buscar el petróleo y el gas donde sea, hasta en el infierno, si es necesario.
El problema son las petroleras, pero la causa del problema es que los ciudadanos no quieren prescindir del petróleo ni del gas, que consideran la base de la civilización actual. No les falta razón, pero se puede tener otra civilización mejor, sin quemar carbono. Para ello se precisa aceptar la necesidad de cambio de hábitos, de visión del mundo.
Y eso sí es difícil.
Nos llega a la tierra una ingente cantidad de energía desde el sol, cada día, pero de manera no concentrada. Y la civilización actual está basada en una energía muy concentrada: Un depósito de gasolina de 50 litros contiene, en una superficie de un cuarto de metro cuadrado y un palmo de alto, 500 kWh: Un radiador de mil watios funcionando 500 horas a tope.
La energía que cae sobre un metro cuadrado de terreno, de tejado, en verano en Madrid son 2.5 kWh en un día, de los cuales podemos aprovechar, como mucho, un 20%, es decir, 0.5 kWh por día. Para mover un coche 10 días (50 litros de combustible) necesitamos 1000 metros cuadrados
No es posible conseguirlo con la parte de tejado que corresponde a un vecino de un edificio de pisos, ni siquiera con el tejado de un chalet grande.
La realidad del coche privado, parado 22 horas diarias, no es compatible con la idea de no quemar carbono. Necesitamos otro modelo de transporte individual o para 3 o 4 personas
Es dudoso que ante la resistencia de la ciudadanía se consiga hacer efectivo ese anteproyecto de ley.
El cambio climático actual se intensificará en las próximas tres décadas y no se podrá parar.
La única solución será adaptarse a las nuevas condiciones de extremos meteorológicos intensos.
Como no habremos querido cambiar nuestras conductas, voluntariamente y a tiempo, (como no lo hicieron los aristócratas antes de la Revolución Francesa) tendremos que cambiarlas deprisa, corriendo y mal cuando la situación se haga insostenible.
Hemos entrado en una etapa histórico-social en la cual todo es broma, desde la DUI y el referéndum catalán, a los problemas ambientales, y los económicos. Ante estos últimos, una representante norteamericana sugiere un salario para todo el que no pueda, o no quiera, trabajar. Claro, si el que te paguen es otra broma, y no se precisa producir, aunque sea producir organización que es lo que genera un burócrata, podemos considerar que la existencia de 6 meses de sequía no importa nada: Alguien pagara aquel salario, y ya conseguiremos los alimentos de otro lugar.
Gratis.
Se necesita un cambio de la visión del mundo, de la Weltanschauung.
El problema no es el clima.
El problema somos nosotros.