¿En que se ha convertido la universidad, la educación, en este mundo de 2018?

 

Estamos, en un mundo absolutamente avanzado, de nuevo en una situación, informal pero real, de pecheros. Cuando recuerdo la noticia, tristemente repetida, de que se ha descubierto un taller clandestino con 30 ciudadanos chinos trabajando 16 horas sin salir del local, solo por la comida, pienso en que seguimos siendo animales, capaces de cualquier indignidad por la comida, por un lugar cubierto, aunque sea miserable, para dormir.

 

Pero esto, a otro nivel, ocurre en tantas otras situaciones de la sociedad, que me pregunto si realmente hemos evolucionado o seguimos, a otro nivel, con las mismas mentalidades que hace 60.000 años.

 

Estoy en un congreso científico. No hay ningún avance, ninguna innovación. Solo añadir detalles a lo que ya se sabe (un par de charlas han sido claras: Se trataba de contar lo mismo, pero desde otro punto de vista). Nula innovación, nulos descubrimientos.

 

84 universidades en España, cero avances en nuestro conocimiento del mundo y de las personas. La razón es clara: Solo se progresa, o incluso solo se mantiene uno en la universidad si se publican 12 artículos al año, uno al mes. Para conseguir esto se precisa que ninguno de los artículos sea innovador. Si lo fuera, los censores no lo entenderían y sería rechazado, y el presunto autor perdería puntos para su promoción. La universidad potencia conformistas, no innovadores, de hecho, rechaza la innovación.

Se trata de mantener la sociedad lo más igual a si misma que sea posible, se trata de sobrevivir como los chinos en el taller clandestino.

 

Ha habido etapas en la historia en las cuales al menos una parte, pequeña, pero una parte de la humanidad buscaba nuevas ideas. Hoy, en la física, el modelo de la materia más moderno es el “Modelo Estándar” que tiene 50 años, un modelo talludito.

 

No se puede escribir nada contra ese modelo, la censura lo rechaza inmediatamente. Se postula, sobre el Universo, materia y energía oscuras, indetectables. Si se escribe que eso no puede ser y que en vez de esas magnitudes indetectables lo mejor sería cambiar los modelos del universo, se ve uno condenado al ostracismo.

 

Europa tiene problemas, porque algunos de sus componentes quieren volver a los estados feudales. Lo peor es que esto se propone en nombre del pueblo (¿cómo no?) Stalin ordenó asesinar a millones de personas en nombre del “pueblo”, Hitler causó decenas de millones de muertos, miseria y desolación en nombre del “pueblo” alemán.

 

La realidad de la situación actual en Europa es que hay personas que quieren ser “dirigentes”, aunque sea de un millón de pecheros, y aunque esos pecheros vivan mucho peor (las fronteras y las distintas monedas solo traen miseria). Algo similar ocurre en los EEUU y en China, donde se trata de mandar, aunque las personas tengan que aceptar las ideas de una única persona, en vez de tener campo para expandir las suyas. En la China, se vive bien, pero, a otro nivel, es lo mismo que en los talleres clandestinos de España: A cambo de producir, y de dinero, no se permiten ideas nuevas.

 

Mucho de esto ha derivado, en la última década, del fracaso económico del mundo occidental, y este fracaso, de la hybrishumana de creer que tenía todo controlado. China fracasará también por la hybrisde sus dirigentes.

 

Los griegos, descubridores de tantas cosas, los que nos liberaron del que todo fuese como siempre había sido (el mensaje de la cultura judea, por ejemplo) fueron siempre muy conscientes del desastre de la hybris, de la soberbia humana.

 

La única forma de evitar los desastres, de prosperar en la historia de la humanidad, es volver a la fuente de la sabiduría, a Sócrates y reconocer que solo sabemos, que no sabemos nada.

 

Si lo hacemos así, podemos avanzar. Si solo podemos proponer investigar (enlazando con el inicio de este post) algo que tenga un resultado cierto, rechazamos que no conocemos casi nada y que tenemos que buscar las cosas nuevas, sin garantía alguna de que sean las correctas. La alternativa, investigar y publicar lo que ya se sabe, es seguro, pero es la seguridad que lleva al estancamiento, a la muerte intelectual.

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