La situación actual del mundo

Durante el siglo XX hubo dos matanzas espantosas generadas en Europa y Japón, con otras tremendas en Asia y África.

 

Pero las personas, en los 5 continentes, al tener cada vez más energía, tenían también esperanza en lo que se llamaba “El Sueño Americano”, y su equivalente en el resto del mundo: Trabajando duro, se podía acceder, no solo a vivir mejor, sino a la riqueza.

 

Conocí a una persona, argentino, que había emigrado a los EEUU. Me escribió hace unos 8 años, destrozado, diciéndome que el “Sueño Americano” había desaparecido y que la mayoría de los estadounidenses ya no confiaban en llegar a ser ricos.

 

Lo mismo ocurre con muchísimos ingleses, con los agricultores franceses, con muchos italianos, y con los catalanes.

 

El “Sueño” estaba basado en un crecimiento exponencial de la disponibilidad de energía barata, pues todos sabían que los ricos se llevarían siempre una parte sustancial de la riqueza, pero si ésta crecía, quedaría bastante para los demás.

 

No ha sido así, pues disponibilidad de energía fósil no solo no puede seguir creciendo de manera exponencial, sino que desde el año 2007 está disminuyendo la producción de petróleo. Muy lentamente, casi sin notarse, pero está disminuyendo, a pesar de todo el fracking americano.

 

Cuando no hay mucho más qué repartir, los que pueden lo almacenan y no lo comparten.

 

¿Qué pasa con los demás? Porque se puede coger lo que tienen los que lo han almacenado, pero eso se acaba. Lo que se precisa es energía creciente y de suministro constante.

 

Cuando se acaba el sueño de riqueza de cada uno queda el sueño de dominio sobre los demás. En cualquier grupo humano, e incluso animal, siempre hay alguna persona, mujer u hombre, que satisface sus ansias psicológicas sintiéndose superior a los otros. Una forma de esa “superioridad” es la riqueza: Una casa palaciega, un coche más grande, más potente, y ejemplos parecidos.

 

Cuando no hay riqueza la superioridad puede ser nadar, esquiar, correr, …., mejor que los otros. Liderar un grupo. Maltratar entre muchos a otros no más débiles, pero sí aislados, el “bullying” de los colegios, femeninos y masculinos.

 

Esto mismo se traslada a los grupos más grandes y a las tribus que, aunque parezca mentira, siguen existiendo.

 

Tenemos dos ejemplos claros como el cristal, en la historia del siglo XX. Alemania, en 1910, era un país muy rico, pero no “mandaba” en el concierto internacional, y su Kaiser era manco. La única forma que tuvo este señor y los gestores y empresarios alemanes de intentar mandar fue organizar una guerra espantosa con millones de muertos.

 

Tras esa guerra, los listos y poderosos alemanes se volvieron pobres, pues se les obligó a pagar parte del daño que habían hecho.

 

La única solución que encontraron para satisfacer su necesidad de dominio, de superioridad, fue refugiarse en la “raza”, como en “bullying” de colegio, matar a los que según ellos, no pertenecían a su raza.

 

Hoy tenemos el mismo ejemplo: Muchos americanos e ingleses sienten que hoy ya no mandan y que no pueden sustituir ese sentimiento con la riqueza individual, pues, trabajen o no, no pueden aumentarla.

 

La respuesta es la alemana de Hitler: No queremos saber nada de los demás, pues somos superiores a ellos.

 

Esto mismo, según se lee en los escritos del Sr. Torra y otras personas, parece que lo sienten algunos catalanes.

 

Pues bien, lo mismo que el “Sueño Americano” era un sueño, los sueños de supremacía son otras tantas alucinaciones.

 

Gentes tan seguras de la supremacía americana están viendo cómo los chinos les están alcanzando. En vez de competir, quieren encerrarse tras barreras arancelarias. Los chinos, a su vez, se consideran superiores al resto de los mortales, pero no lo son tanto. Los americanos han perdido todas las guerras desde 1945, así que no pueden sacar mucho pecho.

 

Los ingleses que se quieren ir de Europa, ¿con quienes van a comerciar en pie de igualdad? Perdieron su imperio, tuvieron que ceder ante lo que para ellos eran “razas inferiores”, y ahora su economía, la que afecta no a la City de Londres, sino a los millones que viven fuera de esta ciudad, es mediocre.

 

Y así unas tribus y otras, unas sociedades y otras.

 

La única riqueza real que se ha podido repartir desde 1850 ha sido la generada por la energía de los combustibles fósiles y se está acabando.

 

Pero tenemos una energía muchísimo más abundante que aquella: La energía solar con rendimientos de entre un 20 y un 30%, que puede instalarse en todo el Globo, que no contamina ni genera CO2.

 

Pero al revés que las energías de los combustibles fósiles, no puede obtenerse solo mediante la rapacidad de unos pocos emprendedores e inversores. Es una energía del “común”, en lenguaje económico, es decir, de todos, o al menos tiene una parte considerable que es de todos.

 

Como la agricultura, no se puede concentrar en pocas manos, y por tanto no sigue el esquema capitalista del carbón y del petróleo/gas natural.

 

Exige coordinación, cooperación. Puede traernos una inmensa riqueza, pero puede, también, quedarse durmiente durante décadas o siglos, mientras que las tribus, empobrecidas, vuelven a las andadas de supremacías ilusorias.

 

Estamos en una encrucijada. ¿Elegiremos bien?

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