La esencia de los problemas es la “tribu”, y el ansia de las tribus de eliminar a las demás, sobre todo cuando los cazaderos se vuelven escasos.
Cuando había riqueza (energía) de sobra en un cazadero no importaba que otras tribus dispusieran de otros. Solo cuando, por causas climáticas o por aumento de la población, se agotaba la energía disponible por persona en el primer cazadero, la tribu trataba de eliminar a otras de otros cazaderos y quedarse con ellos.
Evidentemente, el problema era que otras tribus podían hacer lo mismo con la primera.
Ocurrió con la agricultura, hasta agotar la tierra fértil disponible, y hasta que las tribus predadoras habían agotado lo que podían obtener de la rapiña. Está ocurriendo ahora, por el crecimiento de la población y estancamiento de la producción de combustibles fósiles.
La mejor solución no es eliminar a otras tribus, o desplazarlas, sino, evidentemente, aumentar la riqueza disponible.
Se alcanzó un máximo de petróleo por persona en el año 2000, y además aumentó la distribución, de estar concentrada en los EEUU y Europa, a repartirse entre estas dos regiones y China e India.
Así, digamos en 2000, cuando el consumo en China no era muy grande, a los estadounidenses y europeos tocaban unos 29 barriles de petróleo por persona al día. Hoy tocan a 23.8. Es claro que las personas de por aquí han empezado a detectar que otra(s) tribu(s) está(n) haciendo disminuir su riqueza.
La respuesta racional es aumentar la riqueza disponible, aumentando la captura de energía.
La respuesta tribal es trata de quitar a otros parte de esa riqueza.
Un ejemplo fueron los Sioux o Lakotas en el Medio Oeste. Vivían en los bosques de Montana. Los Pawnees vivían en el valle de río Republican, un afluente del Missouri. Decidieron expulsar a los pawnees para aumentar sus recursos energéticos (la energía solar almacenada en los granos y demas alimentos que un valle produce en mayor abundancia que un bosque.
En unas circunstancias climáticas favorables, la población de las tribus mongolas del norte de China creció considerablemente de manera que tuvieron que buscar nuevas fuentes de energía, a costa de sus vecinos, incluyendo los valles fluviales del sur, en China.
¿Qué pasa hoy?
En los EEUU era común la idea del “sueño americano”: Que todos los estadounidenses podían, es más, tenían el derecho de mejorar su riqueza personal a lo largo de sus vidas.
Mientras hubiera tierras fértiles sin ocupación “blanca”, mientras hubiese esclavos (o casi esclavos) negros, mientras no hubiese otro poder financiero dominante y hubiese abundancia de energía por persona, todos contentos. Pero las tierras libres se agotaron, la UE empezó a convertirse en un competidor financiero, y en el comercio apareció China como competidor. La riqueza por persona se estancó, y desapareció el sueño americano. Hay pleno empleo, pero las personas no ven cómo mejorar cada año.
Las tribus “blancas” de los estados agrícolas piensan que deberían re-esclavizar a los negros, y en su caso, esclavizar a los latinoamericanos, además de tratar de eliminar a los chinos del comercio mundial. Las tribus retoman su actitud secular y buscan quitar recursos a los demás en vez de aumentar esos recursos in situ.
Esto mismo pasa en Inglaterra, donde las tribus “rurales” piensan que los inmigrantes del este de Europa bajan los salarios que, piensan, ellos podrían obtener. Se disfraza ésto de imágenes culturales, y añoranzas históricas deformadas (la colonización generaba algunas oportunidades de mejorar, pero solo para los que no morían en las colonias, que eran muchos). Si la “tribu” vuelve a ser “independiente” podrá volver al esquema colonial, ignorando, por falta de análisis, que esto ya no es posible.
Lo mismo ocurre en Cataluña, donde se trata de que, al separarse del resto de España, pueda dominar sobre ese resto. Deriva esto del cambio mundial de una economía fabril, que ellos controlaban, hacia una economía de servicios, en la cual ya no son los mejores, sino que deben competir en pie de igualdad con ese resto de españoles. Algo parecido pasa con los vascos, pero en este caso, al ser tan pocos, no tiene riqueza suficiente para pagar a los mayores unas pensiones bastante elevadas.
En Francia se vive ahora algo parecido, en mucha menor escala, a lo que ocurrió antes de la revolución Francesa: La anulación de los privilegios. Muchas personas soportan el vivir peor que antes, pero muy pocas aceptan perder “status” y privilegios, pues eso les haría tener que cambiar de tribu. Los privilegios de cada uno de los 42 sistemas de pensiones (recordemos que éstas comenzaron con las pensiones para los marinos organizadas por Colbert alrededor de 1680) se sienten de una tribu distinta de las de demás. Estos privilegios se mantenían mientras Francia podía aumentar cada año su riqueza, pero de nuevo, el aumento de la riqueza de China con una producción de petróleo por persona decreciente, hace que esto ya no sea posible.
En España apareció, como en el resto de los países que estoy analizando, el frenazo de las expectativas de mejora, tanto en las pensiones, como en las personas que trabajan. Una forma de adquirir status en España era acceder a la propiedad de vivienda (habitual y de vacaciones). Esto funcionaba (sin recursos, pero funcionaba) hasta 2007-2010, cuando el “sueño español” fracasó. Para muchos españoles, el PP no es el partido de la corrupción, sino, realmente, el partido de la austeridad. Podemos es el partido del “sueño”, aunque sea el sueño de ganar lo mismo trabajando menos, o de ganar algo más quitándoselo a otra tribu “los ricos.
Si miramos con atención la historia de la humanidad, vemos que solo ha habido progreso (que cada uno viva mejor que sus padres, por ejemplo) cuando se ha instalado una nueva energía (la agricultura, el carbón y el petróleo), o se han puesto en marcha nuevas fuentes de la misma (las tierras americanas para los inmigrantes europeos, por ejemplo).
Las luchas tribales no han generado nunca el menor progreso común, aunque quizás sí progreso limitado para los cabecillas de esas tribus.
Tenemos al alcance de la mano incrementar por un factor muy elevado la disponibilidad de energía, capturando la energía solar sin necesidad de agua ni de suelo fértil.
Pero no lo estamos haciendo, y si estamos volviendo a la mentalidad de los 100.000 años anteriores al descubrimiento de la agricultura, una mentalidad que, como se vio desde el año 400 d. C. hasta 1492, lo único que generaban las guerras tribales era muerte, desolación y pobreza.