Ciencia mística y ciencia real

Hace ya 2500 años que Platón inauguró una forma de pensar que ha retrasado notablemente la comprensión de la naturaleza y del ser humano (que es parte de esa naturaleza). En Platón la naturaleza es una imagen desvaída del reino de las ideas, (que  siendo ideas de los seres humanos, no podrían estar fuera de esa naturaleza), o de las matemáticas abstractas, lo mismo, una creación de la mente humana. Piensa, pues, Platón, que existen las ideas, las matemáticas, fuera del Universo, y que éste es una realización de aquellas, como las matrices pueden ser una realización de los grupos (pero realmente lo que existen son las matrices como conjuntos de números, y a partir de sus propiedades se definen los grupos de simetría matemáticos).

Y aquí empieza la mística. El Universo es, por definición, todo lo que existe, y no puede haber nada fuera del mismo, distinto del mismo. ¿Qué puede querer decir que una pelota de baloncesto es una pobre realización de una esfera ideal?

La realidad es que una esfera ideal es la conceptualización realizada en nuestras mentes de los elementos comunes de canicas, bolas de rodamientos, bolas de billar, balones de futbol, balones de baloncesto, y demás objetos similares.

Los objetos del Universo no pueden ser realizaciones de ideas abstractas, pues falta el mecanismo que las produce, mientras que para la conceptualización en las mentes humanas de las ideas abstractas a partir de los elementos comunes de los objetos sensibles, el mecanismo es sencillo de describir: Pasa por eliminar del concepto los detalles de diferencia, con lo que queda el concepto abstracto como resultado común. Y el mecanismo físico son las conexiones neuronales.

Hace unos 90 años, tras la década prodigiosa de la física de pequeñas escalas de energía, del desarrollo de la mecánica cuántica, en los años 20 del siglo XX,  se empezó a encontrar que cuando se hacían chocar entre sí partículas estables, como protones, aparecían, tras los choques, trazas distintas de las de éstos en las cámaras de registro, trazas que duraban muy, muy poco, tan poco que algunas de ellas no se visualizaban más que que como otras trazas que aparecían a partir de puntos de los registradores, puntos en los que no se había detectado nada.

Por otro lado, se conocía desde aquella década la desintegración beta, o desintegración del neutrón.

Es éste una partícula neutra, de algo mayor masa que el protón (el núcleo del átomo de hidrógeno). Las primeras ideas sobre el mismo eran que estaba formado por la unión de un protón, de carga unidad (en unidades atómicas) positiva y un electrón, de carga unidad negativa. La idea es correcta a grosso modo, digamos, visto desde lejos. Pero tanto el protón como el electrón tienen spin 1/2 , y también lo tiene el neutrón, de manera que aunque la combinación de cargas da carga 0, la combinación de spines no puede producir el spin del neutrón, salvo que este contenga adicionalmente otra partícula neutra.

Por otro lado, ¿cómo están unidos en el núcleo de los átomos, los protones y los neutrones entre sí? Una forma muy sencilla la proporciona una estructura triangular, con por ejemplo, 3 protones en los vértices y un electrón en el centro. Esta estructura debería romperse, pues los protones se repelen entre sí, pero la presencia del electrón en el centro los cementa, los une, e incluso permite oscilaciones del conjunto.

En las últimas teorías del neutrón, éste está formado por 3 quarks, de cargas 2/3 y -1/3, -1/3, y otros parámetros, de los cuales uno se indica como “abajo” y otro como “arriba”. En un momento dado, unos 15 minutos después de que el neutrón haya salido del núcleo, uno de los quarks (“abajo”), sin explicación ni mecanismo alguno, cambia su carga de -1/3  a 2/3 y su parámetro a “arriba”, y emite un electrón y un neutrino (o antineutrino, que es lo mismo) que al tener spin, mantiene los momentos angulares equilibrados.

Visto desde lejos, la realidad parece ser que el neutrón está formado por un protón, un electrón y un neutrino.

La idea de la formación mediante quarks parece ir en contra de la norma de la cuchilla de Occam, y ser un forzamiento de una idea sobre la realidad.

La explicación actual (y desde hace unos 60 años, ya algo talluda) es que el conjunto de tres quarks (“arriba”, “abajo”, “abajo”) de repente, al cabo de esos minutos, emite una partícula virtual (es decir, irreal) que convierte uno de los quarks “abajo” en un quark “arriba”, cambia su carga eléctrica y emite un electrón y un neutrino.

La idea de la partícula virtual es la de una herramienta matemática. En una cierta formulación de esa desintegración (travestida de transmutación) del neutrón, se precisa de una cierta interacción matemática para  resolver las ecuaciones. De la necesidad matemática se pasa a la invención, digamos, lingüística.

Estamos ante la misma magia que la conversión directa de un neutron en un protón, un electrón y un neutrino.

No hay explicación, no hay mecanismo físico.

Se suele decir que “… en Mecánica Cuántica, si algo puede ocurrir (por razones energéticas, por ejemplo) ocurrirá.” . Pero necesitamos mecanismos, sin ellos todo es magia. El Acueducto de Segovia puede caer, pues es energéticamente favorable que caiga. Pero para ello se precisa un terremoto, por ejemplo, o un deslizamiento de tierras, una causa, un mecanismo. Y este no se conoce para la conversión de un quark d en un quark u, o para físicos avezados, para la emisión un boson W (la partículainexistente). Se emite este bosón. Sin causa, ni mecanismo ni explicación. Así no se puede hacer ciencia.

Se asume que los cambios de un quark d en un quark u se producen mediante una fuerza “débil”.  Es una “fuerza” misteriosa, y de hecho, bien analizada no puede decirse que sea una fuerza, al menos no en el sentido de la Ley básica de la Naturaleza, la Segunda Ley de Newton, en la cual la fuerza entre cuerpos produce aceleración.

Por otro lado, tampoco es una “interacción”, pues la conversión de un quark d en un quark u no implica interacción entre nada.  En la descripción de arriba, un quark d aislado, un neutrón alejado de las paredes de un contenedor, emite una “partícula que no existe” (ese es el significado de ‘virtual’) y pasa a quark u.

Pudiese ser que la interacción entre dos quarks d generase que uno de ellos se convirtiese en u, y nunca a la inversa. Pero no queda especificado ni cómo (cómo se emite una partícula inexistente W) ni cuándo.

Se suele decir: “… en Mecánica Cuántica las cosas ocurren.”

O bien “ … cuando un quark d que forma un neutrón emite espontáneamente una partícula inexistente W y esta partícula inexistente genera espontáneamente un electrón y un neutrino …” lo que se está afirmando es que no se tiene ni idea de como se producen esos cambios y que ellos son esencialmente magia.

Pero la ignorancia no es un reconocimiento de la realidad. Es mucho más honrado decir “Ignoramos por qué ocurren”.

Una de las figuras de la física del siglo XX, Niels Bohr era ciertamente platónico, mientras que Einstein aceptaba la objetividad de la Naturaleza, aunque tenía una componente mística cuando afirmaba que “Dios no juega a los dados”.

La herencia de Bohr es que en una parte de la física de los siglos XX y lo que va de XXI, domina el pensamiento platónico en el sentido de que se intenta forzar a la Naturaleza a seguir los desarrollos matemáticos: Teoría de cuerdas, espacios de 17 dimensiones, multi-versos, etc.

Como en otras muchas cosas que están ocurriendo hoy en todo el mundo, visto que la realidad es prosaica y el pensamiento ideal aguanta cualquier esfuerzo de imaginación, una gran cantidad de gente, científicos incluidos, opta por la irrealidad.

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