La incertidumbre en la ciencia

El mundo es incierto. Desde las más pequeñas dimensiones de tamaño y energía a los agujeros negros y las galaxias.

El ser humano ha querido eliminar la incertidumbre, en vez de acogerla y adaptarse a ella. De aquí vienen los los populismos y otros sistemas dogmáticos. Hay personas que quieren creer cuándo les dicen: “vais a vivir mejor si seguís este mensaje”.

Pero jamás ha sido así.

La única manera que hemos encontrado para vivir mejor ha sido seguir a la razón, nunca a la persuasión.

Pero la razón es difícil de aceptar. Exige reflexionar, meditar, pensar. Para muchos lo mejor es lanzarse al precipicio sin pensar en la caída.

La ciencia de los siglos XVII al XX ofrecía un nuevo tipo de seguridad: Se puede hacer el siguiente experimento: Se cuelga una bola de 100 kg de un cable de acero. Se pone la frente pegada a la bola, con ésta desplazada un ángulo alpha de su punto de equilibrio. Se deja la bola libre desde un ángulo -alpha, y se queda uno quieto donde estaba. La bola vuelve con velocidad. Su gran masa puede destrozar la frente. Pero al llegar a ella, se ha detenido y no causa daño.

Estos comportamientos son muy escasos en la naturaleza. En ese mismo siglo XX se empezó a ver que a nivel atómico los movimientos son tan inciertos, que es imposible predecirlos. Se elevó ésto a Principio: Las relaciones inescapables de incertidumbre de Heisenberg.

A nivel macroscópico la naturaleza es así mismo incierta: Las nubes no tienen forma fija, los fluidos se mueven de forma turbulenta, tres péndulos acoplados no recorren nunca la misma trayectoria, tres astros de masas similares pero no iguales no recorren trayectorias definidas, etc., etc., y esta incertidumbre no puede eliminarse en buena ciencia.

Ésta es una de las razones, entre muchas otras, para dudar de la ilusión del Big Bang: Se habla de los primeros nanosegundos, microsegundos, segundos, del Universo. ¿Cuales son las incertidumbres de esos fenómenos? Porque no podemos aceptar que ocurriesen de forma determinista.

De nuevo, esta es otra de las razones para dudar de lo que nos cuentan de la economía (un fenómeno natural, pues los seres humanos somos parte de la naturaleza). Cuando leemos: “El PIB de tal país va a subir o bajar un 2%” ¿cuál es el error, la incertidumbre? Porque si la incertidumbre es de un 2%, o mayor,  la expresión anterior carece de significado; es preciso añadir que nadie puede calcular ni siquiera el PIB actual con un error nulo.

Ese ansia de certeza llevó al mismo Einstein a afirmar que lo que no se pudiese predecir con certidumbre, carecía de realidad física. Según ésto, la posición y la velocidad de una bola dentro de un bombo de lotería carecen de realidad física, y de hecho, según Einstein, el mundo carece de realidad física, pues no es predecible.

La realidad es incierta. Y no pasa nada, pues hemos vivido millones, o mil millones de años con esa incertidumbre, aplicando, en todos los niveles de la vida, otro principio, el principio de precaución. Es incierto que alguna espora de un hongo fructifique. Los hongos emiten miles de millones de esporas, como las plantas miles de millones de granos de polen, con la esperanza de que al menos una o uno de ellos fructifique.

Las especies se extinguen, pero surgen otras especies en la vida.

Aparte el principio de precaución, en la física utilizamos la estadística. De hecho, a nivel atómico, todo es estadística y probabilidad, pues la función psi, que en Mecánica Cuántica caracteriza en exclusiva el mundo de protones, neutrones y electrones, no es otra cosa que una amplitud de probabilidad de encontrar las partículas con determinados valores de sus variables, tales como posición, velocidad, energía, spin, etc.

Es una función que nos proporciona información sobre un mundo con importantes componentes aleatorias, y para ella tenemos ecuaciones razonablemente exactas, aunque las soluciones de esas ecuaciones solo se conocen para ciertos casos muy simplones.

A nivel macroscópico, y tras 400 años de física determinista, hemos caído en la ilusión del determinismo de nuestras máquinas y sistemas, de manera que cuando éstos no funcionan, se producen frustraciones en la sociedad, frustraciones que pueden conducir catástrofes tan tremendas como las 2 guerras mundiales del siglo XX, y los problemas que estamos experimentado ahora.

En 1914, en vez de afirmar: “Si entramos en guerra, no sabemos lo que va a pasar”,  en Inglaterra se aseguraba que la guerra sería un paseo, y terminaría en menos de 6 meses. Duró 48.

En Alemania, las personas creyeron la afirmación de que los alemanes serían los dueños del mundo durante 1000 años. Fueron destrozados, y destrozaron a los demás, en 4 años.

Si en vez de determinismo se acepta la idea de que no estamos seguros de nada, se pueden evitar esas tonterías que se convierten en horrores.

Hay algo un poco tonto, como ejemplo de esta discusión de grandes cosas e ideas. En las carreteras, hoy, se producen atascos todos los días. Los conductores creen que pueden frenar, o controlar el volante a tiempo, y conducen demasiado cerca unos de otros. Conducir con doscientos metros de distancia entre vehículos, todos a la misma velocidad que cuando se conduce a tres metros, implica llegar en el mismo tiempo que con un intervalo entre vehículos de tres metros: La velocidad no tiene nada que ver con la separación.

Pero con distancias de doscientos metros, los accidentes se reducen a, al menos, un décimo, y los cambios de carril son inmediatos.

Un ligero cambio de la Visión del Mundo, de un mundo determinista a otro con importantes componentes aleatorios, puede resolver innumerables de los problemas a que nos enfrentamos hoy.

El clima, un sistema complejo

¿Por qué es tan difícil predecir, o estimar, hacia dónde evoluciona el clima?

Sabemos que estamos dentro de un cambio climático, sabemos con bastante seguridad que la concentración de CO2 en la Tierra aumenta cada año, y que lo mismo hace la temperatura media global, aunque esta con mayores fluctuaciones.

¿Por qué la subida de CO2 es constante mientras que la de la temperatura sube y baja? ¿Por qué no podemos predecir el cambio climático, fuera de unas estimaciones muy imprecisas?

La física se ha concentrado hasta el momento en los sistemas simples, no complejos, hasta el punto de que el modelo que los físicos teóricos han elevado a los altares, el “modelo estándar”, es un modelo de partículas individuales, cuando llega a las partículas, o un modelo de campos sin masa, simétricos bajo la acción de ciertos grupos de simetría.

Pero en la naturaleza no existen los cuerpos aislados. De hecho la ciencia de la naturaleza es la ciencia de la interacción.

Incluso cuando podemos aislar un único átomo, para hacerlo lo tenemos que contener dentro de un aparato con trillones de otros átomos, todos ellos enviando y recibiendo campos electromagnéticos que, si quizás son débiles en promedio, no lo son en sus detalles individuales, además de que, para mantener el átomo inmovilizado, se precisa someterlo a radiación, generalmente de rayos laser, en lo que se denomina “pinzas ópticas”. Es decir, interacción.

Deriva esto, posiblemente, de la insistencia en los libros de texto en los cuales los físicos aprenden su disciplina, en los conceptos de “la partícula aislada”, “el oscilador armónico”, y otros similares, incluso al nivel de mecánica cuántica.

Se promete a los estudiantes que “más tarde” ya verán otros sistemas más complejos, pero la promesa parece política, es decir, sin la mínima garantía de cumplimiento.

Un sistema complejo es aquel que está compuesto por múltiples partes o subsistemas, similares o, en general, distintos, que interaccionan entre sí con fuerzas de escalas diferentes, y con parámetros dispares entre ellos.

El mejor ejemplo es el sistema climático, que describiré luego. Pero incluso con sistemas formados por subsistemas simples, como 3, 4 o 5 cuerpos estelares de masas disimilares, péndulos de longitudes no conmensurables acoplados entre sí, directamente o colgados de un cable tenso, y otros parecidos, incluso con estos sistemas, cuyas ecuaciones son perfectamente conocidas desde hace siglos, los movimientos no son predecibles en detalle: Son sistemas complejos.

El sistema complejo más sencillo de entre los posibles es uno que cualquier lector puede realizar en su casa: Un par de varillas de madera de longitudes distintas, mejor si no son múltiplos enteros una de la otra, con un par de agujeros en cada extremo. Una de ellas se cuelga de la otra mediante un perno liso, y ambas se cuelgan de un clavo en la pared, o cualquier otro dispositivo que las permita oscilar. Sus oscilaciones son caóticas y no invertibles en el tiempo.

O una bandeja plana con más de dos canicas de distintos diámetros, agitada siempre de manera regular. Las canicas (o esferas de acero si se dispone de ellas) realizan un movimiento caótico no invertible en el tiempo, aunque la agitación (horizontal) sea siempre la misma.

Sistemas complejos de características medias son los fluidos. Un fluido en una tubería se comporta de una manera predecible si la tubería es estrecha y/o la velocidad es baja. Cuando crece una de estas dos cosas o ambas, el movimiento del fluido se convierte en impredecible: El flujo pasa de laminar (en láminas paralelas) a turbulento: En vórtices interactuantes como los péndulos acoplados o las canicas en la bandeja.

El sistema climático está al otro lado de los sistemas complejos elementales.

Está formado por muchos subsistemas: Atmósfera, océano, tierras emergidas con sus relieves, vegetación, radiación solar entrante y radiación de infrarrojos de la Tierra saliente, y el ser humano. Cada uno de ellos se mueve con escalas espaciales y temporales muy diferentes entre sí.  Por ejemplo, la atmósfera no tiene barreras horizontales, mientras que sí las tienen los océanos. La escala de tiempo de la atmósfera varía entre unos minutos y unos 5 días mientras que la del océano varía entre meses y décadas. La vegetación de las tierras emergidas tiene escalas de años y los continentes se mueven en escalas de tiempo de miles a millones de años. En cambio los humanos hemos cambiado el clima de la Tierra, localmente en escala de siglos, y actualmente, de décadas.

¿Cómo podemos entender este sistema tan complejo de subsistemas interactuantes?

La mejor manera es dejar evolucionar cada uno de los subsistemas e introducir la interacción, y la interacción tiene que ser en los dos sentidos, es decir, analizar sistemas acoplados y realimentados. Por ejemplo, el océano se calienta al recibir la radiación solar, y su superficie caliente produce convección y vientos en el aire que al rozar con la superficie del agua mueven ésta produciendo corrientes oceánicas que transportan la energía de unos puntos a otros del globo, produciendo convección y recibiendo el viento.

Ahora bien, los fluidos tienen ecuaciones no lineales, y dos fluidos con reglamentaciones generan aún más no linealidad.

¿Qué es esto de la no linealidad?

Un sistema lineal es uno en el cual si se duplican las causas, se duplican los efectos. Un sistema no lineal es otro en el cual una duplicación de causas puede llevar a una multiplicaciones de los efectos por cualquier coeficiente, desde menores de uno a millones.

En español hay un dicho para retratar los sistemas no lineales: “El rico se hace más rico y el pobre, cada vez más pobre”.

En las épocas de crisis, el que tiene riqueza puede comprar a los que lo necesitan sus fincas, sus casas, sus herramientas de trabajo. De esta manera el rico cada vez adquiere más riqueza, y el pobre pierde lo que tenía.

El sistema económico, como casi todos los sistemas humanos y naturales, es no lineal.

En los sistemas no lineales los coeficientes llevan a multiplicar los efectos por valores mayores que uno, crecen no solo los efectos de las causas, sino las fluctuaciones de esos efectos alrededor de las medias. De esta manera llega un momento en el cual las fluctuaciones son tan grandes que invalidan cualquier predicción exacta.

Por otro lado, si los efectos crecen, llegan a unos valores que rompen el sistema: El mejor ejemplo ha sido la crisis en España, en la cual se compraban casas no para habitarlas, sino para venderlas. En un cierto momento los precios siempre crecientes impidieron seguir vendiendo casas, y colapsó todo el sistema económico. Posiblemente no se pudo predecir porque los modelos matemáticos económicos son lineales, y no representan la realidad.

Un ejemplo de no linealidad y reglamentación lo tenemos en el subsiste del hielo en el sistema climático. El hielo tiene un muy alto albedo, es decir, refleja casi toda la luz que recibe. Al estar el suelo, y el mar, cubiertos de hielo en las latitudes altas, no se calientan.

Pero si la superficie se empieza a deshelar, el suelo y el agua, en verano, retienen calor. Al llegar el invierno se deposita sobre esa superficie una capa de hielo. Éste es muy aislante (los iglúes de los esquimales) y la superficie retiene el calor. Al deshelarse en el verano siguiente, el suelo, y el agua, están aún calientes, y se calientan más y el calentamiento se extiende a superficies adyacentes, de manera que la zona deshelada crece mucho más deprisa. Al mismo tiempo, al no reflejar la luz, aumenta la temperatura del aire, que a su vez calienta otras  zonas con hielo que aumentan la temperatura del aire que …

El sistema se dispara.

Este es el comportamiento general de los sistemas complejos. De hecho no tiene nada que ver con el de los sistemas simples, que, sin embargo, son los que, por lo general, se estudian.

Dado que los sistemas complejos fluctúan y tienen tendencia a explotar, ¿cómo estudiarlos?.

Como en la mecánica cuántica, que es un sistema totalmente estadístico, la manera de estudiar los sistemas complejos es utilizar las herramientas de la estadística, valores medios, fluctuaciones, y sobre todo, probabilidades y amplitudes de probabilidad.

Es preciso que nos adaptemos a esta nueva forma de pensar, de ver el mundo. Los sistemas simples, deterministas, sin fluctuaciones estocásticas son muy malas aproximaciones a la realidad. Ésta es compleja, no lineal y fluctuante, y tenemos que trabajar en nuestra vida con probabilidades en vez de con certidumbres.

Se puede hacer, pues la naturaleza (y en ella plantas y animales) lo hace sin problemas. Y es una visión mucho más libre del mundo que el rígido, y falso, determinismo.

La situación actual del mundo

Durante el siglo XX hubo dos matanzas espantosas generadas en Europa y Japón, con otras tremendas en Asia y África.

 

Pero las personas, en los 5 continentes, al tener cada vez más energía, tenían también esperanza en lo que se llamaba “El Sueño Americano”, y su equivalente en el resto del mundo: Trabajando duro, se podía acceder, no solo a vivir mejor, sino a la riqueza.

 

Conocí a una persona, argentino, que había emigrado a los EEUU. Me escribió hace unos 8 años, destrozado, diciéndome que el “Sueño Americano” había desaparecido y que la mayoría de los estadounidenses ya no confiaban en llegar a ser ricos.

 

Lo mismo ocurre con muchísimos ingleses, con los agricultores franceses, con muchos italianos, y con los catalanes.

 

El “Sueño” estaba basado en un crecimiento exponencial de la disponibilidad de energía barata, pues todos sabían que los ricos se llevarían siempre una parte sustancial de la riqueza, pero si ésta crecía, quedaría bastante para los demás.

 

No ha sido así, pues disponibilidad de energía fósil no solo no puede seguir creciendo de manera exponencial, sino que desde el año 2007 está disminuyendo la producción de petróleo. Muy lentamente, casi sin notarse, pero está disminuyendo, a pesar de todo el fracking americano.

 

Cuando no hay mucho más qué repartir, los que pueden lo almacenan y no lo comparten.

 

¿Qué pasa con los demás? Porque se puede coger lo que tienen los que lo han almacenado, pero eso se acaba. Lo que se precisa es energía creciente y de suministro constante.

 

Cuando se acaba el sueño de riqueza de cada uno queda el sueño de dominio sobre los demás. En cualquier grupo humano, e incluso animal, siempre hay alguna persona, mujer u hombre, que satisface sus ansias psicológicas sintiéndose superior a los otros. Una forma de esa “superioridad” es la riqueza: Una casa palaciega, un coche más grande, más potente, y ejemplos parecidos.

 

Cuando no hay riqueza la superioridad puede ser nadar, esquiar, correr, …., mejor que los otros. Liderar un grupo. Maltratar entre muchos a otros no más débiles, pero sí aislados, el “bullying” de los colegios, femeninos y masculinos.

 

Esto mismo se traslada a los grupos más grandes y a las tribus que, aunque parezca mentira, siguen existiendo.

 

Tenemos dos ejemplos claros como el cristal, en la historia del siglo XX. Alemania, en 1910, era un país muy rico, pero no “mandaba” en el concierto internacional, y su Kaiser era manco. La única forma que tuvo este señor y los gestores y empresarios alemanes de intentar mandar fue organizar una guerra espantosa con millones de muertos.

 

Tras esa guerra, los listos y poderosos alemanes se volvieron pobres, pues se les obligó a pagar parte del daño que habían hecho.

 

La única solución que encontraron para satisfacer su necesidad de dominio, de superioridad, fue refugiarse en la “raza”, como en “bullying” de colegio, matar a los que según ellos, no pertenecían a su raza.

 

Hoy tenemos el mismo ejemplo: Muchos americanos e ingleses sienten que hoy ya no mandan y que no pueden sustituir ese sentimiento con la riqueza individual, pues, trabajen o no, no pueden aumentarla.

 

La respuesta es la alemana de Hitler: No queremos saber nada de los demás, pues somos superiores a ellos.

 

Esto mismo, según se lee en los escritos del Sr. Torra y otras personas, parece que lo sienten algunos catalanes.

 

Pues bien, lo mismo que el “Sueño Americano” era un sueño, los sueños de supremacía son otras tantas alucinaciones.

 

Gentes tan seguras de la supremacía americana están viendo cómo los chinos les están alcanzando. En vez de competir, quieren encerrarse tras barreras arancelarias. Los chinos, a su vez, se consideran superiores al resto de los mortales, pero no lo son tanto. Los americanos han perdido todas las guerras desde 1945, así que no pueden sacar mucho pecho.

 

Los ingleses que se quieren ir de Europa, ¿con quienes van a comerciar en pie de igualdad? Perdieron su imperio, tuvieron que ceder ante lo que para ellos eran “razas inferiores”, y ahora su economía, la que afecta no a la City de Londres, sino a los millones que viven fuera de esta ciudad, es mediocre.

 

Y así unas tribus y otras, unas sociedades y otras.

 

La única riqueza real que se ha podido repartir desde 1850 ha sido la generada por la energía de los combustibles fósiles y se está acabando.

 

Pero tenemos una energía muchísimo más abundante que aquella: La energía solar con rendimientos de entre un 20 y un 30%, que puede instalarse en todo el Globo, que no contamina ni genera CO2.

 

Pero al revés que las energías de los combustibles fósiles, no puede obtenerse solo mediante la rapacidad de unos pocos emprendedores e inversores. Es una energía del “común”, en lenguaje económico, es decir, de todos, o al menos tiene una parte considerable que es de todos.

 

Como la agricultura, no se puede concentrar en pocas manos, y por tanto no sigue el esquema capitalista del carbón y del petróleo/gas natural.

 

Exige coordinación, cooperación. Puede traernos una inmensa riqueza, pero puede, también, quedarse durmiente durante décadas o siglos, mientras que las tribus, empobrecidas, vuelven a las andadas de supremacías ilusorias.

 

Estamos en una encrucijada. ¿Elegiremos bien?

La energía y la riqueza

La energía y la riqueza.

 

Durante un intervalo entre 150.000 y 90.000 años antes de ahora, los homo sapiens vivieron una vida de considerable pobreza, similar a la de los !Kung (o bosquimanos) del siglo XX. No quiere decir esto que fueran felices o infelices, pero ciertamente no eran ricos, y sus hijos morían cada pocos años al repetirse las sequías en sus lugares de habitación. La riqueza no tiene mucho que ver con la felicidad. Es algo radicalmente distinto de ella.

 

Cuando terminó la última glaciación, hace unos 12.000 años, cuando los bosques se retiraron hacia el norte, la hierba pudo desarrollarse en las llanuras, y en los valles fluviales de Mesopotamia, Egipto, del Indo, el Ganges, y los ríos Amarillo y el Yang-tse, así como en las montañas de los Andes y los valles volcánicos de México y Centroamérica. Unos tipos de hierbas, los cereales, y otras plantas como las legumbres y en América los tubérculos, mutaron y se adaptaron a estaciones meteorológicas secas muy largas. Los sapiens empezaron a ingerirlas, y al mismo tiempo, a utilizar cerdos y ovejas mantenidos en corrales para sus necesidades.

 

Entre 10.000 y 3.000 años antes de Cristo (AC) las bandas de sapiens no crecieron mucho: A veces organizaban santuarios en las colinas (Jericó en las colinas costeras del Levante, y Çatalhöyük en Anatolia) pero, como con las muy posteriores ciudades de Troya (hasta 10 distintas), estas dos anteriores desaparecieron para volver al cabo de unos siglos o milenios, dependiendo de las oscilaciones climáticas, y las luchas entre bandas.

 

Una vez estabilizado el nuevo clima interglacial, alrededor de los 3.000 años AC, los homo sapiens detectaron una tremenda regularidad en los flujos de los ríos: el Éufrates y Tigris, con el Indo, el Ganges, y los dos ríos de China tienen crecidas importantes al final de la primavera y comienzo del verano boreal, cuando se funden los hielos de los Zagros en Anatolia y del Tibet, mientas que el Nilo crece en el otoño, tras los monzones de verano que descargan agua en enormes cantidades en las altas mesetas de Etiopía.

 

Los valles se llenan, no solo de agua, sino mucho más importante, de barro fértil. Las semillas de los cereales mutados no se dispersan por el aire sino que se mantienen en la planta o caen al suelo debajo del tallo. Los seres humanos ensayan, prueban y pronto aprenden a plantar, cuidar y recoger las semillas.

 

¡Han aprendido a capturar la energía del sol!

 

Del sol llegan, entre los trópicos, unos 0.8 kilowatios (kW) por metro cuadrado durante 6 horas al día, es decir 4.8 kWh (kilowatios hora, la unidad que utilizamos como medida de la energía en nuestras actividades). El ser humano necesita 2,4 kWh diariamente para mantenerse vivo.

 

Pero las plantas solo capturan un 0.5% (en media) de la energía que reciben, y eso solo mientras están creciendo. La eficiencia en un año es del 0.07%. En un cultivo medio el trigo produce en un año alrededor de 1.3 kWh por metro cuadrado.

 

Una persona necesita 2,4 x 365 = 876 kWh al año para vivir. 876/1.3 = 673 metros cuadrados, alrededor de 0.07 hectáreas (con agua) de tierra cultivada con trigo, o lo que es equivalente, una hectárea alimenta a unas 15 personas.

 

El Nilo mantiene una superficie cultivable de unos 5 km a cada lado, durante unos 1000 km, es decir, un millón de hectáreas. Daría para comer a unos 15 millones de personas. La población del Egipto antiguo no superó nunca los 5 millones de personas.

 

Esto se traduce en que cada persona disponía de una energía 3 veces superior a sus necesidades alimenticias.

 

Equivalentemente, tres personas podían comer con lo que una cultivaba: algunas de esas personas podían hacer carpintería, barcos, minería, extraer granito, mármol, metales, piedras preciosas: Riqueza.

 

Si utilizamos como unidad de riqueza la necesidad de alimento, cada persona del Egipto antiguo tenía una riqueza de 3 unidades.

 

Lo mismo ocurría en Mesopotamia, los ríos indios, y los chinos.

 

Los seres humanos, gracias a la energía solar capturada por las plantas, eran 3 veces más ricos que cuando vivían en bandas de cazadores/recolectores.

 

Fue la primera revolución energética.

 

Esa riqueza (a la que no han llegado nunca los animales) permitía, directamente, habitación, ropas y algún objeto, digamos, de lujo. Puesto que alguna parte de esa riqueza se conservaba y transmitía de generación en generación, se podía acumular y aumentar.

 

Los seres humanos descubrieron la riqueza, y no solo los que capturaban directamente la energía del sol, sino otros, merodeadores, que les quitaban a aquellos, periódicamente, parte de esa riqueza, de manera que ésta se trasladaba de los valles a las mesetas y las colinas.

 

Mientras que la riqueza derivaba directamente de la energía solar a través de la fotosíntesis, y dado que ésta tiene una eficiencia muy pequeña, la única forma de aumentar la riqueza era aumentar la superficie disponible para el cultivo y que dispusiera de agua.

 

Se canalizaron los ríos (sobre todo en China) y se amplió al máximo la superficie cultivada.

 

Pero esto tenía un límite, y éste se alcanzó, grosso modo, hacia el año 400 de la Era Común, en Europa, Asia y África, hasta 1492, cuando un nuevo continente ofreció tierras, muchas de ellas sin cultivar, a aquellos que sí querían cultivarlas. Aumentó la riqueza bruta al aumentar mucho la población humana.

 

En 1800 se había llegado de nuevo a una situación de bloqueo: No había más riqueza para los seres humanos porque no había más tierra cultivable. Es claro que la riqueza existente se repartía de manera desigual, pero lo importante era, y es, que no había más riqueza.

 

Tantas hectáreas irrigables, tantos watios solares por metro cuadrado, y no había ni hay más. Se puede aumentar la eficiencia de la fotosíntesis, mediante abonos y rotación de cultivos. La planta con mayor eficiencia de que disponemos es la caña de azúcar. Se hicieron fortunas equivalentes a las del petróleo (relativamente hablando) por los plantadores de Jamaica, de Cuba, de Brasil.

 

Pero contados los esfuerzos, al final la energía capturable (y por tanto la riqueza humana) era finita y se medía en hectáreas de tierra fértil con agua.

 

El ser humano, como las bacterias en un plato Petri con alimento, se propaga hasta llenar toda la superficie habitable.

 

Los seres humanos habían conocido el carbón desde antiguo, como el petróleo (recuerden la cestita impermeable del bebé Moisés).

 

Pero olía muy mal cuando se quemaba, y no se podía comer, así que ¿para qué extraerlo de las entrañas de la Tierra?

 

Había madera, y con ella se podían calentar las casas, y para hacer acero, se podía utilizar la madera libre de agua, el carbón vegetal.

 

Pero como hoy globalmente, en la Inglaterra del siglo XVIII empezó a faltar madera. Se habían ido talando los bosques más deprisa de lo que estos se regeneraban. Aunque maloliente, se empezó a llevar carbón del norte al sur de Inglaterra, de Newcastle en la frontera con Escocia a Londres.

 

El carbón era energía, y energía concentrada. Para gastar energía ya no hacían falta millones de hectáreas. Unas pocas bastaban para extraer la energía de millones de años, almacenada en el subsuelo.

 

Si utilizamos el concepto de ERdEI (Energía Recobrada dividida por la Energía Invertida para obtenerla), la agricultura tiene alrededor de 2, mientras que el carbón tiene un ERdEI de 50: El esfuerzo de una persona proporciona energía para 50, de los cuales 49 pueden hacer otras muchas cosas.

 

¡Riqueza inmensa!

 

Con el carbón se hicieron calderas para hervir el agua y mover bombas hidráulicas con el vapor, locomotoras con esas calderas, rieles de hierro para transportar bienes de un lado a otro, barcos de vapor, telares, toda clase de máquinas. La revolución industrial y la riqueza que se iba almacenando fue una consecuencia de la energía solar almacenada en el carbón y recobrada desde las minas.

 

Comenzó la segunda revolución energética.

 

El petróleo se conocía, como he dicho más arriba. Pero no se sabía para qué usarlo. En America se estaba agotando el aceite de cachalote utilizado para iluminar las noches. El petróleo era un buen sustituto para ello. El ERdEI del primer petróleo, extraído en Pennsylvania en 1860, era cercano a 100 pues se encontraba a solo unos metros bajo la superficie.

 

Se consolidó esa segunda revolución.

 

La riqueza actual de la sociedad humana es, si se reflexiona un poco, inimaginable, y toda ella deriva de la disponibilidad de energía de alto ERdEI. Como he dicho más arriba, una parte de esa energía se almacena y se incorpora, de forma que la riqueza aumenta con cada segundo de tiempo que pasa.

 

Como con la agricultura, la energía del carbón, petróleo y gas, depende de la geografía. Aunque se obtiene de zonas de almacenamiento concentrado, hay pocas de ellas.

 

Estamos entrando, pero a trompicones, en la tercera revolución energética. Como en la primera, la energía que podemos capturar deriva de los 0.8 kw de energía solar que caen en un metro cuadrado de superficie entre las dos líneas de los trópicos, y menos fuera de ellas.

 

Pero hoy no dependemos de la bajísima eficiencia de la fotosíntesis de las plantas, ni necesitamos suelo fértil ni agua para capturar esa energía.

 

Podemos poner celdas solares, centrales termosolares y aprovechar las corrientes de aire creadas por esa energía solar, en cualquier metro cuadrado de suelo o de agua del planeta, en los desiertos, en las montañas, en los mares.

 

Hoy los rendimientos estándar en la conversión de energía solar a electricidad en las celdas solares están entre el 20 y el 30%, 6 horas diarias, todo el año, y en toda la superficie del planeta. Un cálculo rápido nos produce el siguiente resultado (teniendo en cuenta la superficie de la Tierra solo entre los paralelos 50ºS a 50ºN): 0.25 trillones españoles de kwh.

 

El consumo actual de energía en 2018 ha sido de 0.00016 trillones de kwh.

 

Es decir, poniendo “solo” la mitad de la superficie del planeta entre los paralelos 50ºS a 50ºN, a generar energía a partir de la energía solar podemos tener disponible 500 veces más energía de la que usamos en la actualidad, 500 veces más riqueza. Es casi imposible imaginar lo que eso significa.

 

Pensando que al pasar de la caza y recolección multiplicamos por 3 nuestra riqueza y al utilizar la energía solar fósil la multiplicamos por 50, poner en marcha la captura masiva de energía solar la multiplicará por 500.

 

¡Es difícil entender a qué estamos esperando!

 

 

RESUMEN

 

La riqueza de los seres humanos ha ido creciendo según íbamos capturando cada vez más energía. Hoy podemos aumentar nuestra riqueza en cantidades inimaginables.

 

 

Sequías intensas e inundaciones salvajes

España lleva 6 meses de sequía, pero en las ultimas semanas ha llovido y granizado a cántaros en zonas concretas.

Estos días (11, 12, y 13 de Septiembre), en la costa de Valencia, y allí donde no llueve, salvo para anegarse, en Murcia, han caído  cientos de litros de agua en pocas horas.

Esta lluvia no sirve para mojar la tierra, y en general se la lleva por delante, pero es posible que el pantano del Cenajo y el del Mundo hayan aumentado su contenido de agua, Para saberlo es preciso esperar unos días.

El Mediterráneo está extremadamente caliente, con una enorme cantidad de agua en forma de vapor entre las montañas de Valencia y el Atlas.

En una situación de cambio climático el chorro polar hace meandros muy profundos. El aire frío que ha entrado desde el norte ha generado un a modo de mini-huracán entre Alicante y Argelia, y ese huracán succiona aire húmedo de la superficie del mar, aire que se condensa al ascenderse, gira hacia las costas levantinas y descarga con furia, como si del Caribe, o Filipinas se tratase.

Me preguntaron hace unos días, en alguna radio, en algún periódico, si había solución.

Técnicamente la hay, pero la sociedad del planeta, los indios, los africanos, los estadounidenses no la quieren.

La solución es dejar de quemar, ¡ya! carbón, petróleo y gas natural. No hay más problema en hacerlo que convencer a los mil-millonarios indios, a los saudíes y emiratíes, y a Exxon y las industrias Koch, para que cierren.

¿Cómo hacerlo?

La cuestión técnica es fácil.

En la vida, lo imposible son las personas.

Seguiremos con sequías cada vez más prolongadas, acuíferos cada vez más vacíos, y riadas que se llevan por delante personas, bienes y suelo fértil.

¡Así somos!

Soluciones que no lo son

Hace un mes resbalé en la hierba seca de la piscina y me hice un esguince en el empeine del pié. De hecho una distensión de los tendones que unen el tobillo a los dedos.

La medicina de 2019 no tiene más solución para este problema que la misma de la época de los griegos o los romanos: Mantener el pié en alto, poner hielo y no caminar. O, si lo supiésemos, de los homo pseudo-sapiensoriginales.

¡Vaya una solución!

Hace años me dolía constantemente la espalda, como a miles de millones de personas en la Tierra. Me dieron toda clase de masajes, me hicieron Rayos X, TACs, resonancias, análisis químicos, etc. Cuando llevé todos los resultados al traumatólogo me dijo: “Usted no tiene nada”. Ni masajistas ni médicos fueron capaces de quitarme el dolor. Perdí la fe.

Al final se me quitaron los dolores tomándome cada 3 días una pastilla de potasio, que vale unos céntimos de euro.  Sin recomendación médica directa. Los médicos que consulté no conocían ese remedio, que sin embargo tiene una razón clara para funcionar: Los músculos se contraen y dilatan al intercambiar iones sodio y potasio. El potasio es amargo, y los que la envasan lo eliminan de la sal común. Y así miles de millones de personas hemos vivido con dolor durante décadas de nuestras vidas.

Me dolían los pies a rabiar. Visité toda clase de médicos, traumatólogos, podólogos. ¡Nada! Unas vacaciones de Semana Santa dejé los zapatos en casa y utilicé zapatillas muy anchas durante 7 días. Desaparecieron los dolores. Si ya había perdido la fe en la profesión sanitaria, ahora la abandoné del todo.

Me operaron de una rotura de todo lo que puede romperse en la rodilla (esquiando). Eran médicos de los jugadores del Real Madrid. Se equivocaron. Una vez hube salido del quirófano empecé a ver doble. Perdía el líquido del cerebro por un poro de los canales que discurren por la columna vertebral. Solo me pudieron curar (otros médicos) suministrándome hidrocortisona en dosis masivas. Engordé 20 kilos en una semana.

En la física, que es a lo que me dedico, se investigan fenómenos en todas las escalas del espacio y del tiempo.

Se sabe que los átomos están formados por protones y neutrones, y que contienen electrones que, al intercambiarse entre varios átomos forman todas las sustancias del Universo.

En la escala de las energías “normales” que permiten las interacciones electrónicas, y el funcionamiento de los transistores, (tanto de las antiguas radios que así se llamaban, como de los verdaderos transistores que llevaban dentro)   protones y electrones son partículas totalmente estables, que no se desintegran jamás. Los neutrones, lejos de los protones, se deshacen, en unos10 minutos, en protones y electrones.

Pero la física que se ocupa de estas materias, la física de partículas, desoyendo la regla de parsimonia de Ockam, no puede asumir esta desintegración sencilla, y hace intervenir una “partícula” W, que no existe, (hoy se dice “virtual”) que sale del neutrón y milagrosamente se convierte en electrón.

No se sabe por qué la solución al problema de la desintegración del neutrón, que parece fácil, debe complicarse considerablemente.

La explicación detallada implica una ecuación de una página de tamaño, esencialmente ininteligible salvo para especialistas, como los textos de la Universidad de Salamanca en el siglo XV. La ciencia no puede ser algo arcano, ignoto. Si llega a serlo,  se convierte de nuevo en la mística de la teología.

Adicionalmente, esa solución no aporta ninguna pista de por qué el neutrón tarda 10 minutos, y no 10 segundos o 10 horas en desintegrarse, ni siquiera por qué se desintegra. Una explicación es que tiene un poquito más de masa que el protón, y debe liberar masa. ¿Por qué?

Una ¿explicación? es que el neutrón, con una masa igual a 1 (en las unidades correspondientes) emite, como he dicho,  una partícula virtualWcon una masa de 80 (en las mismas unidades) (¿de dónde sale tanta masa, si el neutrón solo tiene una unidad?) que dura una décima de billonésima de billonésima de segundo, ¡vamos, que no dura nada! y que al desaparecer (¿cómo puede desaparecer algo que no existe, que es virtual?) se deshace en un electrón y un par de neutrinos.

 La solución al problema es más misteriosa que lo que trata de resolver. Hemos pasado del misterio de la desintegración del neutrón, al de la desintegración de una partícula que no existe.

Ante mi perplejidad, que se extiende ya 50 años, un familiar que trabaja en estas cosas, me pasó un libro sobre los quarks y los grupos de simetría. Los quarks (3 de ellos) forman los protones y los neutrones. Un neutrón tiene un quark  u  y dos  d . Cada quark  d  tiene una carga eléctrica -1/3, y el quark  u ,+2/3. Cuando un neutrón pasa a protón, uno de los dos quarks  d(¿cuál?) pierde una carga de -1 (la de un electrón) y se convierte en un quark u, con carga +2/3. -1/3 – (-1) = 2/3

¿Cómo se produce el proceso? ¿Cómo una carga -1/3 puede perder una carga -3/3?

En el libro, de 325 páginas, no hay ninguna explicación del proceso de cambio de carga. O si la hay, está tan escondida dentro de las matemáticas, que  yo no la he encontrado.

Lo mismo ocurre con el muón. Es éste un electrón pesado, que se crea a unos 30 km de la superficie de la Tierra, y se deshace en un electrón y otras partículas al llegar a aquella, en unas dos millonésimas de segundo. Cuando este proceso se realiza a baja velocidad en la superficie de la Tierra, el muón tarda mucho menos en desintegrarse..

Se suele decir que el muón tarda mucho en deshacerse cuando va deprisa, porque, por la Relatividad especial de Einstein, su “reloj” se ralentiza.

Pero, ¿Dónde está, cuál es el “reloj”? La solución a un problema introduce otro, para el cual no se da respuesta.

La ciencia debe proporcionar soluciones inteligibles por cualquier persona, como la medicina debe arreglar los problemas simples de manera también sencilla.

La alternativa es el “alohomora” de Harry Potter, el “abracadabra” de los magos, el “mumbo-jumbo” de los falsos filósofos de Salamanca que escondían su ignorancia en palabrería; o las sangrías de los médicos medievales que desangraban al paciente para no confesar que no tenían ni la más remota idea de lo que a éste le ocurría.

Había un médico de niños en el hospital del Niño Jesús, de Madrid. Veía a un niño y diagnosticaba la enfermedad. Luego utilizaba la tecnología. Como otros médicos, que salen de vez en cuando en los medios de comunicación, dejó de trabajar porque le pedían, los padres, los enfermos, que lo hiciera más de 24 horas al día. Las colas para llegar a su consulta eran gigantescas. Curaba, era ta bueno, que no podía atender a tantos pacientes. Daba soluciones.

Hay soluciones.

Yhaysoluciones que no lo son.

Ciencia “populista”

El populismo es pensar que podemos volar batiendo los brazos sin ayuda de alas artificiales. La gente, el “pueblo”, lo quiere todo, y lo quiere sin tener que realizar esfuerzo y los populistas se lo prometen, porque prometer es gratis.

Abro hoy el móvil y las “noticias” que aparecen son

“Fotones oscuros”

“El CERN podría destruir la Tierra”

“Un nuevo tiempo cuántico”

“…. teletransportar el estado tridimensional de una partícula”

“A la caza de neutrinos”

Resulta que lo que se publica de la ciencia para el público en general, da la imagen de que estamos cercanos a descubrir mundos nuevos distintos del mundo real.

Es claro que las personas quieren otro mundo: Un paraíso donde brote la miel de las fuentes, no haya enfermedades y todos sean más ricos que los demás. El mundo real en que vivimos no les gusta.

Este tipo de noticias no es ciencia. Los que las publican no se toman la molestia de analizarlas, quizás ni siquiera de leerlas.

Pero no solo en los móviles. Hay un foro de respuestas de ¿ciencia? denominado “Quora”, en el que se pueden leer cosas tales como

“El electrón no se mueve en el átomo. Su velocidad es cero”

“Hace décadas que dejamos de pensar en el electrón como un objeto y sabemos que no es más que una nube de probabilidad”

y lindezas de este estilo.

Una de las razones de ser de la ciencia es tratar de describir la realidad, dejando los sueños para los sistemas dogmáticos o las noches de alucinógenos.

Pero parece que la realidad no “vende”, y es preciso, como en las iglesias evangélicas y bautistas de los EEUU excitar a las personas a la imaginación desatada de mundos distintos al que habitamos.

La gran mayoría de estas noticias desaparecen a las pocas semanas, y dejan de confirmarse.

Muchas se publican con la “garantía”  de que han aparecido en Nature, por ejemplo. Nature es una revista con una enorme difusión. Era muy de fiar. En un cierto momento la adquirió un gran grupo editorial, que lo que quiere es vender, hacer dinero, como prioridad, dejando en segundo o tercer lugar el ajuste de lo que se publica a la realidad.

El sistema hiper-competitivo que se ha establecido en la academia global exige a muchos investigadores que anuncien noticias importantes, para buscar la promoción. Cuando al cabo de un tiempo esos descubrimientos se convierten en errores, esto no “vende”, no es noticia, y el público no recibe esta información, por lo que se queda con la información de impacto original, pensando que al haber sido publicada por Nature o equivalente, debe de ser cierta.

El mundo es maravilloso, y la ciencia lo descubre todos los días. Pero lo que descubre es que no podemos volar batiendo los brazos. Y no es eso lo que quiere una mayoría de personas.

Es posible que hayamos entrado en los últimos 20 años en el deseo de que el mundo sea como las películas (pero aunque yo no veo mucha “tele”, lo poco que veo es odioso: Muertes, asesinatos, catástrofes … ).

Políticos y pseudo-científicosprometen a los demás tener “la solución”. Y como hoy las “élites” aunque sean intelectuales, están muy mal vistas, la ciencia real queda relegada al cajón de los “elitistas”, porque lo que “debe ser” es que se “respeten” todas las ideas por locas y falsas que resulten. Como la educación, en la cual los alumnos pueden aprender, o no aprender, lo que deseen.

Porque ¿no es el mundo lo que queramos que sea?

El “fracaso” de la universidad actual

Se escribe periódicamente sobre el “fracaso” de la universidad española actual (digamos, de las 82 universidades españolas). Se habla de endogamia, de la ANECA y sus ignotos criterios, de otras posibles causas.

Pero si fracasa lo hace por no saber cuál es su objetivo, su fin.

En cualquier empresa humana, si no se sabe donde se quiere llegar, no se hace más que dar vueltas.

¿Qué es la universidad, cuál es el fin de la universidad?

La universidad es una institución formada por docentes, discentes y aquellos que guardan el conocimiento, con el fin de desarrollar, comunicar y guardar éste.

Si los discentes, los alumnos, una vez que lo adquieren, en sus distintas ramas, son capaces de sacar rendimiento del mismo, es un problema suyo, no de la universidad.

Es lo mismo que la insistencia de los gestores sociales en la “felicidad” de los jóvenes. Ésta es algo de la que solo son responsables ellos, la responsabilidad no es ni de los padres, ni de los amigos, ni de la sociedad.

Claro, si docentes y discentes asumen el objetivo de formar y formarse para el empleo, la universidad fracasa, porque no es ese su objetivo y, entre otras cosas, porque el empleo que existe cuando un estudiante sale de la universidad no es el mismo que había cuando entró en ella y ha sido preparado y se ha preparado para algo que ya no es.

Si, sin embargo, los profesores y alumnos enseñan y aprenden a aprender, a utilizar cualquier conocimiento para sacar conclusiones válidas y verdaderas, se cumple el objetivo de la universidad, y los egresados alcanzan los empleos que existan en el momento de sus graduaciones o postgrados.

Al olvidar sus objetivos, se invalida su funcionamiento. Muchos alumnos entran sin los conocimientos necesarios para entender lo que se les enseña, y no quieren aprender, quieren que se les dé un barniz que no implique que deban volver al bachillerato, y de alguna manera navegar sin esfuerzo para salir al mundo sin conocimientos pero con un certificado.

Y como cualquier otra empresa humana, la tensión entre el objetivo verdadero de crear, impartir y conservar el conocimiento, y la presión, incluso la presión corporativa de sacar, sacar, sacar graduados ignorantes, genera ese fracaso del que se habla, ese número repetido de leyes educativas, que ignoran lo que es la universidad, y el bachillerato que a ella lleva.

Hay quien olvida que el objetivo es triple. En las últimas semanas se han publicado artículos en los medios de comunicación escandalizándose de que investigadores con muchas publicaciones no tienen una puntuación alta por la ANECA. (Pero ¿son estas muchas publicaciones realmente distintas entre sí?¿Aportan algo nuevo?  Porque publicar algo valioso exige un trabajo largo de reflexión y en su caso, experimentación, y esto no se puede hacer en 5 o más publicaciones por año).

Más aún ¿son estos investigadores capaces de transmitir sus conocimientos a alumnos con formación bastante deficiente? Es esto algo que esos “maravillosos” investigadores deben demostrar, pues generar conocimiento sin transmitirlo se debe hacer en institutos exclusivamente de investigación, la universidad exige la transmisión del conocimiento y su conservación.

Se habla del problema de la “endogamia” (las empresas privadas promueven a sus propios empleados, serían todas casos de endogamia). Pero la exogamia, el cambio de una universidad a otra, solo es posible si ese cambio se realiza por todo un equipo de investigación y docencia. No tiene el menor sentido que una persona forme un equipo durante 10 años, para tener que destrozarlo en orden a que no haya “endogamia”. No es peor una universidad que retiene a los miembros de un equipo exitoso. Si no es exitoso, tampoco mejorarán otras universidades que reciban a ese personal al desintegrarse el equipo.

Y en cuanto a la movilidad de los profesores jóvenes, existe en toda la universidad española, donde prosperan los que demuestran su valía. No hay la menor prueba de que los que están fuera del profesorado sean mejores que los que están dentro.

Otra de las causas del “fracaso” es el ansia de superpoblar las aulas, para conseguir algo más de dinero de matrículas, pagadas a escote por las familias de los alumnos y las Comunidades Autónomas. Si de verdad se precisa ese dinero, se puede reducir el número de alumnos aumentando el precio de las matrículas. Si esto se considera asocial, las Comunidades Autónomas pueden financiar a los estudiantes (en número reducido) que lo precisen, pero hacerlo como en los Países Bajos: Los estudiantes reciben una cantidad que cubre los gastos de sus estudios, pero tienen que devolverla si no pasan de curso. Esto tiene dos efectos saludables: Solo se matriculan los que de verdad quieren un grado universitario, y la amenaza de devolución les fuerza a trabajar duro.

Porque como todo profesor sabe, aprobar es cosa de codos, de esfuerzo diario. Tras 44 años de docente todavía tengo que encontrar a algún alumno que no apruebe si dedica todos los días del curso al menos 3 horas a estudiar. Otra cosa son los sobresalientes, las matrículas de honor. Pero aprobar, se aprueba con el esfuerzo diario.

Ahora, si todo el que quiera puede ocupar un banco en un aula, y puede suspender sin parar, sin que nadie le exija responsabilidad, ¿Cómo no va a haber “fracaso” universitario?

Finalmente, se habla bastante del “horror” de las clases magistrales, sugiriendo, quienes no han estado o están en las aulas, trabajos participativos. En esos 44 años he probado de todo. Los alumnos no responden a ese tipo de enseñanza: No realizan los trabajos encomendados, no se apuntan a grupos participativos, no entregan los ejercicios pedidos.

Cuando comenzó el sistema de “Grado” todos aceptamos la idea de que una parte de la nota sería por los trabajos entregados semanalmente.

Al final, poco a poco, toda la universidad vuelve al sistema de exámenes parciales y finales, ante la desidia de los alumnos para mostrar los resultados de sus esfuerzos fuera del aula, o a participar en equipos de trabajo.

La universidad española no es mucho peor que la de otros países. Pero es manifiestamente mejorable.

Si alguien lee este ensayo, se podrá fijar que no he hablado de dinero. Los grandes descubrimientos en la ciencia, y en el resto de las disciplinas, se han hecho sin gasto de grandes cantidades de dinero. Lo básico es la capacidad de pensar, de razonar.  Se puede enseñar a estudiantes que quieren aprender, con una pizarra y unas tizas.

Lo que se necesita, realmente, es que los profesores se sientan apoyados, no vigilados, criticados, por los gestores sociales, y que los alumnos quieran aprender.

Lo demás es marear la perdiz.

La situación del mundo y los sistemas que al realimentarse, cambian sus condiciones

Escribe Pérez Reverte sobre la decadencia de la cultura/civilización europea. Recuerda el avance de los godos hacia dentro del Imperio Romano en el siglo IV de la Era Común. 

 

El Imperio Romano, tras su etapa de conquistas, cuyo máximo avance se produjo con Trajano, se retiró hacia unas fronteras supuestamente estables, los ríos Rin y Danubio en Europa, las montañas del este de Anatolia, el Éufrates, a uno y otro lado de este río, y la línea del desierto arábigo al sureste del Mediterráneo oriental. 

 

En todos los imperios, romano, persa, los reinos de la India, China, árabe, español, inglés, las fuerzas de los mismos son limitadas y se agotan en la expansión. Pero parece que ninguno de ellos asume esta realidad, y todos piensan que serán “eternos”. Casi todos piensan que son pueblos “escogidos”. La razón del conflicto entre judíos y romanos era que ninguno de ellos podía aceptar que el otro fuese un pueblo “elegido”.

 

Pero no hay tal. Somos todos pequeñitos. La población romana quedó diezmada en el siglo II por una peste. Antes de eso los ciudadanos de Italia ya no luchaban en las legiones: Habían conquistado el derecho, para ellos y sus descendientes, de quedar liberados del servicio militar. 

 

Aquí está la clave para entender el desarrollo de las sociedades La consecución, no de los objetivos, sino de las herramientas desarrolladas para prosperar, generan la obsolescencia de esas mismas herramientas. Las personas ven, en cierta etapa histórica, que los médicos ganan mucho dinero Muchos quieren ser médicos, muchos lo consiguen. Ahora, al ser muchos, ya no ganan tanto. Al conseguir el deseo, ese deseo deja de ser lo que se quería.

 

En otro lenguaje, las ecuaciones de funcionamiento de la máquina social precisan condiciones de contorno para su solución. Al evolucionar las soluciones, éstas cambian las condiciones de contorno y con ellas, aquellas soluciones.

 

Ahora bien, la percepción social de las nuevas condiciones de contorno es muy lenta. La razón es clara de entender, y es la misma por la cual se perpetúan los tópicos: las personas, por lo general, aprenden en la infancia y en la juventud, digamos hasta los 22 años Después de eso la gran mayoría de individuos decide dejar de aprender, y navegar por el mundo con el bagaje adquirido. Al cabo de unos años, no más de un par de décadas, el mundo ha cambiado, pero lo que retienen esas gentes y enseñan a sus hijos es un mundo que ya no existe. En las clases se enseña lo que se aprendió, y los libros de texto reflejan ese aprendizaje de un par de generaciones pasadas. 

 

Solo se enseña algo nuevo cuando mueren las generaciones anteriores, pero para entonces ya es tarde para el buen discurrir de la sociedad.

 

Parece que esto ocurriría solo ahora, en una etapa de cambios rápidos. Pero las historias de Atenas, de Roma, de China, nos dicen que no es así. Roma había resistido el ataque de Aníbal, y había destruido Cartago gracias a un entrenamiento militar riguroso y a una disciplina férrea, y a la absorción, que no subyugación de los pueblos de Italia. Las condiciones de contorno eran luchar contra los de fuera. Pero tras el impulso obtenido al ganar las guerras púnicas, y dominar el Mediterráneo, ya no quedaban (en principio) fronteras, contornos qué conquistar. Una educación basada en el servicio militar, la guerra continua, se convirtió en guerras civiles, que solo cesaron cuando Julio Cesar abrió de nuevo las fronteras, hacia la Galia, y Augusto avanzó hacia Germania. Otro frenazo, con los emperadores Julio-Claudios, y de nuevo caos, hasta que los Antoninos volvieron a la expansión. 

 

Pero la expansión, unida a la peste, llegó a un límite con Marco Aurelio y, sin poder cambiar las ideas romanas, la sociedad entró en un camino de colapso, del que solo se libró la parte oriental del Imperio, en donde en vez de guerras, que también, pero generalmente defensivas, la cultura de Constantinopla se abrió al comercio. 

 

En España las mentes mantienen aún las ideas del estado del bienestar, cuando el desarrollo de ese sistema social lo ha invalidado. La sociedad española no puede pagar pensiones a cada vez más millones de jubilados que dejan de trabajar cuando perfectamente podrían seguir haciéndolo y producir en el trabajo. El abono de las pensiones impide dedicar ese dinero a la inversión productiva. Estos esquemas mentales, de derechas e izquierdas, mantienen la idea de que el trabajo duro y la producción importan poco. Esto funcionó entre 1990 y 2010, una generación, pero hoy es preciso cambiar esa condición de contorno del funcionamiento de la máquina, y no se hace. Y no se hace donde mejor se puede y debe hacer: en los colegios, en donde el esfuerzo deja paso ( y así se explicita desde los gobiernos de todo signo) a la “felicidad” del alumno. 

 

En Inglaterra todavía se sueña con el Imperio, y en los EEUU muchos no entienden que ya no son la única primera potencia del mundo. Inglaterra es hoy un país pequeño, al norte de Francia, y lo mejor que puede hacer es cooperar con el resto de pequeños países de su zona geográfica. 

 

La frase de Trump “Hacer grande a los EEUU de nuevo”, quiere realmente decir “Hacer a los EEUU superiores a los demás”. Pero ya no puede ser. Interesaba a los EEUU que China se hiciese rica, pero cuando lo hizo, las condiciones de los EEUU habían cambiado.  China son unos 1300 millones de personas, los EEUU, 327. Los chinos trabajan mucho por poco dinero, los estadounidenses, menos y por mucho más dinero. Los EEUU pueden ser iguales a otros, pero ya no superiores a todos. 

 

Las condiciones de contorno han cambiado, pero no lo han hecho las ideas de muchos de los que viven en ellas. 

 

La música y su variedades primitivas

El cerebro del ser humano responde al ritmo en los sonidos. Una secuencia regular produce placer, como los estímulos repetidos de los órganos sexuales, y de los pelos de la piel. Parece que el cerebro marca como placenteras las sensaciones rítmicas y como dolorosas las sensaciones bruscas o aleatorias: Un golpe, el ruido. 

El ritmo es una secuencia de sonidos que se repite regularmente, con una frecuencia fija, en el tiempo. Cuando el ritmo cambia a lo largo del tiempo, tenemos una melodía. Es la segunda construcción de la música. Cuando las melodías se combinan entre ellas, tenemos la armonía.  Un concierto es la producción de armonías por instrumentos distintos (el piano representa esa multitud de instrumentos) a lo largo de un intervalo extenso de tiempo, entre 10 y 90 minutos. En un concierto es preciso “concertar” las armonías de los distintos instrumentos. 

 

Cuando se consigue, el efecto es sublime y produce catarsis. 

 

Estoy estos días en Isla Cristina, un pueblo marinero, sede de los barcos de pesca del atún, y otros pescados, sucio y ruidoso como pocos sitios de España. 

 

He estado escuchando una serie de cuatro conciertos de música de cámara, uno de ellos por una pianista genial de 10 años, Carla Román, y otros dos por el Ensemble Insula, que tocan absolutamente concertados, su música es maravillosa. 

 

Pero el teatro donde tocan, el Horacio Noguera, fué proyectado con un nulo conocimiento de la acústica, por un arquitecto, o estudio de arquitectura ignorante, y en el interior se escucha lo que ocurre en el exterior. 

 

Y en el exterior, a unos 30 metros, había una fiesta de esas de otros ignorantes, con un sonido primitivo consistente en bim-bam-bum repetido sin variación durante al menos la hora y media que duró el concierto del Ensemble. 

 

Es algo agotador. Causa lo contrario que el placer, pues los circuitos neuronales se saturan en la repetición, pero el ruido es tan fuerte que las neuronas no lo pueden anular. La idea de la melodía, de cambiar el ritmo cada pocos segundos es la de “engañar” a las neuronas y hacerlas reconocer constantemente otros ritmos. El placer se extiende en el tiempo, en vez de saturarse y causar, si no dolor, al menos una molestia continuada.  

 

Es posible que cause estupefacción y por ello haya personas que disfruten de ello, pero mientras que la música permite el placer disfrutando de la inteligencia, la estupefacción (los estupefacientes) anulan ésta.